Señor:
Pronto llegará a tus
filas
un nuevo y joven soldado
de dulce paz, sana risa
de mi solar borincano.
Cuando lo veas llegar
fíjate en su mirada
la bondad se encuentra
en él
y es tibieza lo que
emana.
Es melodiosa su voz
al proclamar tu Palabra
es un niño en el corazón
que quiere entregarte el
alma.
Tómalo en cuenta Señor
cuando vayas a sembrar
tiene sus manos grandes
ansiosas por comenzar.
Estará siempre dispuesto
a defender tu gran causa
con humildad y
sacrificio
con oración,
perseverancia.
Te será útil en el campo
es muy bueno sembrando
amor
no le rendirá el
cansancio
no lo abrumará el dolor.
Y si su azada cansada
no arara tal vez por
fatiga
llévalo hasta los brazos
del Corazón de María.
Que Ella jamás abandona
al Misionero Claretiano
e impulsará sus fuerzas
para continuar con su
arado.
Y al terminar la jornada
sólo Tú sabrás el día
germinará la esperanza
de tan valiosa semilla.
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