2:30 am /
12/28/96
A Zacarías Pichardo:
Gimió de dolor la sed ya
hueca
la ingenuidad respira el
dulce parto
el pecho anida voces
serenas
y el corazón se trastoca
manso.
Se abrieron las mañanas
sin estrellas
danzaron virginales en
tus manos
se agitaron todas las
arterias
y preñaron de canción al
barro.
La vida se agrieta y te
palpita
de emoción se arrestan
las manos
y en el éxtasis de una
sinfonía
le das carne a tus
reclamos.
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