Miércoles…vamos a mitad de semana…a mitad de camino.
Así me siento, a mitad de camino; intentando ver este presente como una posibilidad, intentando liberarme de la parte oscura de los pasados meses; ensayando nuevas formas, nuevos modos, nueva vida.
Hoy estuve en mi oficina. A raíz del COVID, he estado trabajando desde mi casa, pero hoy estuve allá, porque tenía una reunión importante en la mañana. Confieso que estrené sensaciones algo confusas.
El camino de mi casa hasta la oficina tiene unos tramos donde hay una vegetación exuberante y muy bonita. En algunos meses del año, los árboles se van desvistiendo hasta quedar completamente desnudos y aun así, se ven bonitos. Pero en este tiempo están forraditos, espléndidos y es una terapia el solo observarlos bailar al compás del viento. Hoy, les sentí diferente. Tal pareciera que también andan estrenando sensaciones…
Al llegar a la oficina me sentí extraña. Debo aceptar que había algo dentro de mí que no quería estar allí. Experimenté cierta resistencia, confusión, temor. Entonces, tuve completa conciencia de que estas nuevas sensaciones las están experimentando muchos, alrededor del mundo. Y comprendí que estamos a mitad de camino.
Toda la teoría que he estado escuchando durante las últimas semanas, me sonaron hoy totalmente desencarnadas. Pensaba que el llevar una mascarilla, el mantener la distancia y procurar no tocar nada me garantizarían tranquilidad y libertad. Pero no fue así. Ninguno de los cuidados que tuve me parecieron suficientes, y probablemente sí lo fueron. Pero no se trata del mundo exterior. Se trata de uno.
Han sido largos días de encierro y de un discurso constante y progresivo que se ha ido colando por cada célula del cuerpo. “Mantener distancia”, “no salir”, “no tocar”, “no abrazar”, “lavar manos”, “desinfectar”, PARAR….Y de repente, “regresar”, “cuidarse”, “acostumbrarse”..REINICIAR.
¡Y no somos máquinas! Y pretenden un día apretar un botón y ponernos en PAUSA y otro día, darnos “PLAY”. Y listo…y no, no es, no fue ni nunca será así. Somos personas. Personas que sufrimos la gran tentación de desentendernos de construir un futuro, porque no lo vemos claro, porque no nos sentimos en control de nada.
Somos personas que nos hacemos fuerza para superar día a día las incertidumbres y constante tensión a las que estamos expuestos. Pero, además es cierto, que frente a toda esta ansiedad, ante el temor por lo desconocido, surge también la confianza de poner toda nuestra vida en el Hueco de Sus Manos.
Y el “No tengan miedo” resuena hoy con más fuerza. Y es con la Palabra como podremos vencer el miedo. Es a través de ella que lograremos superar las fracturas emocionales que nos han estado afectando a todos. Es Su Palabra la que me testimonia el inmenso amor del que soy objeto. ¡Si hasta conoce el total de mis cabellos!
Su Palabra nos invita a despojarnos de todo. A vestirnos de transparencias, donde podamos exponernos sin defensas, sin pudores, sin falsos orgullos. Donde solo haya lugar para la autenticidad, para la humildad, para aprender a dejarnos amar con la misma pasión que amamos.
Se vale sentir miedo, se vale tropezar, se vale equivocarnos. Lo que no se vale es no confiar en Él, que va también a mitad de camino, porque no se nos adelanta, está a nuestro lado, entiende y respeta nuestros ritmos. Conoce de procesos, conoce de personas, de debilidad y fragilidad.
Mañana tendré que regresar a la oficina. Sé que volveré a sentir aprensión, intranquilidad…Tocará seguir ensayando, poco a poco, sin prisa, sin presiones. Me tendré paciencia porque Él me la tiene. Y me volveré a repetir hasta el cansancio: “No tengas miedo, Yo estoy contigo”.
Así es igual nos pasa ahorita con nuestro hijo, solo nos queda decir:
ResponderEliminarNo tengas miedo, Yo estoy contigo.
Amen.
Mauricio SC La Ceiba Hond.
tomaré todas las precauciones por amor a mí madre y a todos
ResponderEliminarimposible no tener presente "la nueva normalidad pero me propuse limitar todo sujeto al plan de Dios y mis deberes asi que operó al mínimo osea solo lo necesario jaja
Gracias
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