Cuando el reloj se
detenga
en mi sóla y única hora
cuando se me canse la
vida
y se vuelva perezosa…
Cuando mis pasos se
tornen
muy lentos y secos
y se me llenen la manos
de recuerdos y ecos…
Cuando me haya vencido
la soledad y la tristeza
y el corazón se me canse
de extrañar tu tibieza...
Cuando la mirada se
pierda
en el vacío de la nada
y entre el bullicio de
todo
sólo espere tu llegada...
Sólo quiero que sepas
que no quiero laqueados
ni blancos sepulcros tan
pulcros
que opacarían mis
pecados.
Desde la oscura madera
te quiero seguir
esperando
sin encajes, sin
banderas
sin adornos ni dorados.
Con canciones y sonrisas
con mis órganos donados
con mi vida compartida
sin reproches del
pasado.
Con una palabra en mis
labios
endulzada de perdones
y una memoria rosada
con ausencia de
rencores.
Con una infinita
esperanza
que en algún rincón de
tu mente
te tropieces con mi
nombre
y quieras estar presente.
Y ojalá que en ese
instante
en esa mi única hora
quieras de nuevo mirarme
como te miro yo ahora.
Nancy Burgos
Es precioso. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarJosé María, muchas gracias por su comentario, gracias.
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