No hermano mío,
no sueñas…has oído bien. Son los
compases que nos despiertan de un largo letargo…los que se asoman a nuestros
sentidos para hacernos sentir que la sangre se alborota toda al compás de los
tambores.
Ven hermano mío, no, no estás
soñando, estás escuchando bien; es el ritmo antillano que anuncia bañado en
gozo que el gran momento ha llegado.
Se han cruzado
las fronteras, y es aquí, hoy y ahora en que se encuentran norte y sur, este y
oeste cargado de colores, de rostros, de razas…Y hemos llegado hasta aquí rotos
de la sed del encuentro, urgidos por la misión y llenos de esperanza.
¡CONGRESO DE EDUCADORES CLARETIANOS! ¡ El primero!, el que inicia
su jornada un 16 de julio, en nuestra gran fiesta Claretiana! Hace ya muchos años que Claret comenzó esta
gran obra. Hoy, 153 años después, su
ardor misionero nos sigue quemando y nos empuja a seguir trabajando a favor de
la evangelización de los pueblos utilizando todos los medios y en todos los
tiempos.
Sean todos
bienvenidos, en donde la Misión Claretiana se ha insertado, sean todos
bienvenidos. ARGENTINA, BRASIL, CHILE,
COLOMBIA, COSTA RICA, ESPAÑA, INDIA, ITALIA, JAPÓN, PANAMÁ, PARAGUAY, PERÚ,
PORTUGAL, PUERTO RICO, REPÚBLICA DOMINICAN, VENEZUELA…
Todos
entonaremos un canto monorrítmico y encenderemos al mundo entero con el fuego
del divino amor, como decía nuestro Fundador.
Hasta aquí llegaron con frágiles faroles en las manos…manos de los más
nobles educadores. Y habrá cruce de sombras
frente al fuego, y habrá apertura y amor en nuestro encuentro y se abrirán los
corazones y se avivarán los sentimientos.
Y Dios se hará grande entre nosotros, y surcará nuestros pensamientos y
se hará uno más, norte, sur, este y oeste pero sobre todo, será el centro. Y al final del Congreso ya no regresarán los
faroles, porque el fuego se habrá hecho voraz, grande, será intenso y entonces
serán gigantes fogatas las que pincelarán de rojo al mundo entero y borrarán la
oscuridad y entronarán la Luz del Eterno!
Y habrá
pluralidad de culturas y diálogos y seremos profetas en nuestro tiempo; y
seremos una voz como la de Fray Antonio de Montesinos que desde esta tierra
quisqueyana gritó:
“Esta voz, dijo
él, que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y
tiranía que usáis con estas inocentes gentes.
Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y
horrible y servidumbre a estos indios?
¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes
que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas,
con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin
darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos
que les dáis incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar
y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado
tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados,
oigan misa, guarden las fiestas y domingos?
¿Estos, no son hombres? ¿No
tienen almas racionales? ¿No estáis
obligados a amarlos como a vosotros mismos?
¿Esto no entendéis? ¿Esto no
sentís? ¿Cómo estáis en tanta
profundidad de sueño tan letártigo dormidos? Tened por cierto, que en el estado (en) que
estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren
la fe de Jesucristo”.
Seremos voz
profética, y lo haremos con dignidad porque sembraremos no nuestras palabras
que son limitadas, sembraremos SU PALABRA…
Palabra que
ilumina el camino, nuestros centros, nuestros niños, palabra que marca el
compás de nuestras vidas, y van surcando nuestro tiempo.
Vengan hermanos
míos, sean bienvenidos todos a este encuentro…a esta bendita tierra antillana
que nos acoge en su seno, bordeada de hermosas playas, preñada de sol y versos…¡REPÚBLICA DOMINICANA! tierra abrazada al fuego, hermana flor
caribeña en donde engendraremos una nueva educación matizada de un sin fin de
sabores y pueblos. Una nueva educación
llena de esperanza, de ardor misionero, encarnada en cada paso que demos, una
misión Claretiana que desborde el universo.
Hoy encendemos
la antorcha que alumbrará la apertura al Congreso, iniciando un nuevo amanecer
en la historia Claretiana…en donde reconoceremos la heroicidad de los primeros
misioneros que sostuvieron en sus manos el cirio incandescente de la fe y nos
han legado este encuentro.
¡ PRIMER
CONGRESO DE EDUCADORES CLARETIANOS…GRAN ESPERANZA DE ESTE TIEMPO!
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