Te encontré aquel día
Cuando me miré por
dentro
Cuando cerré la ventana
Y renuncié al cielo.
¡ Qué bonita te encontré
!
dulce, tierna, generosa
con la sonrisa a flor de
piel
y tu alegría contagiosa.
Recordé muchos caminos
muchos azules y blancos
también recordé las
penas
el abandono, el fracaso.
Pero tú estabas allí
entre el polvo y el
letargo
y sigues creyendo en
todos
y sigues firmando en
blanco.
Todavía eres la ingenua
que quiere morir de un
abrazo
te estremeces con el
niño
y te meces en el llanto.
Todavía crees en el amor
en el darse, darse,
darse,
en fabricar la ilusión
y en un sueño plasmarte.
Juegas con los rosados
con los trinos y las
trenzas
con inventar una flor
y con preñarte de
estrellas.
Todavía estás ahí
después de tanto cansancio
de tanto llanto de nube
de tanta ausencia de
canto.
Cuánto daría por poder
levantarte del rincón
y en un abrazo de vida
regalarte un corazón.
Sept 1993
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