Sin tocar un timbre
ni tocar la puerta
me he asomado a tu alma
y me he extasiado con
ella.
Tienes la mirada limpia
muy hermosa e inocente
llena de una bondad
infinita
que en tus ojos
resplandece.
Llevas repletas las
manos
de ternura y nobleza
cargadas de fe y amor
y de una inmensa
tibieza.
Tienes la infantil
sonrisa
de un niñito irreverente
es mucho el candor que
guardas
y te tornas
transparente.
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