Si tus mieles y suspiros
se impregnaran de oleaje
si tu ángel cristalino
se prismara en el
paisaje.
Si a los ecos del
silencio
le parieras tus cantares
y en singular melodía
entreabrieras
manantiales.
Si abrazara tu tibieza
el rocío de la mañana
podrías estrenar
horizontes
y madrugarías
esperanzas.
1/1/97
2:00 a.m.
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