Si pudieras ver mis ojos
robándole a la mañana
su tibieza y suavidad
para hacerte una
almohada.
Si pudieras ver mis
manos
tejiéndote mil estrellas
para ponerlas a tus pies
y madrugar primaveras.
Si pudieras ver mi
cuerpo
estremecido y candente
dibujando el universo
para hacerlo
transparente.
Si pudieras ver mi alma
en fugaz velo de espejo
te fundirías a mi piel
para estrenar un “te
quiero”.
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