Bendita cruz que me ata
que me da vida y muerte
que me hace libre y
esclava
pecadora e inocente.
Bendita cruz que me
abraza
y que me habla de
fidelidad, de entrega
de manos fértiles,
profusas
de fuentes de agua, de
estrellas.
Maldita semilla que
crece
al pie de la cruz
perpleja
que me asusta y que me
tienta
a vestirme de cobardía
de desconfianza
de tantas miserias!...
Señor, no lo permitas
abrázame tan fuerte
que pueda esconderme
entre el espacio
que hay entre los clavos
y tu piel.
Que en tu costado abierto
pueda yo esconder
mis miedos, mis fracasos
mis absurdos, mi
pequeñez.
Que en cada espina
clavada
en tu bendito madero
pueda sembrar mi alegría
y todos mis proyectos.
Señor, no dejes de
mirarme
de buscarme, de correr a
mi encuentro
y enamórame de tal forma
que seamos dos en el
madero.
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