20 de octubre de 2012

Cuando el reloj se detenga...


Cuando el reloj se detenga
en mi sóla y única hora
cuando se me canse la vida
y se vuelva perezosa…

Cuando mis pasos se tornen
muy lentos y secos
y se me llenen la manos
de recuerdos y ecos…

Cuando me haya vencido
la soledad y la tristeza
y el corazón se me canse
de extrañar tu tibieza...

Cuando la mirada se pierda
en el vacío de la nada
y entre el bullicio de todo
sólo espere tu llegada...

Sólo quiero que sepas
que no quiero laqueados
ni blancos sepulcros tan pulcros
que opacarían mis pecados.

Desde la oscura madera
te quiero seguir esperando
sin encajes, sin banderas
sin adornos ni dorados.

Con canciones y sonrisas
con mis órganos donados
con mi vida compartida
sin reproches del pasado.

Con una palabra en mis labios
endulzada de perdones
y una memoria rosada
con ausencia de rencores.

Con una infinita esperanza
que en algún rincón de tu mente
te tropieces con mi nombre
y quieras estar presente.

Y ojalá que en ese instante
en esa mi única hora
quieras de nuevo mirarme
como te miro yo ahora.
Nancy Burgos

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