Leí en una ocasión que cuando Moisés
no sabía cómo convencer a un pueblo cansado, escéptico y desmotivado para
entrar en la tierra de la promesa, se le ocurrió una estrategia fantástica:
envió exploradores a Canaan que volvieron cargados con gigantescos racimos de
uvas dulces, frescas y apetitosas: ¡Estos son los frutos de la tierra hacia la
que nos dirigimos!”, dijo Moisés al mostrárselos a los israelitas (Núm 13).
Este es uno de varios signos que
utiliza la Iglesia para ayudarnos a comprender la belleza y la importancia de
la Asunción de María…
Andamos siempre preocupados por saber
cómo será el final de nuestros días, cuál será el resultado de nuestra
andadura, cuál será el fruto de nuestra vida…y en el fondo no es más que la evidencia
de nuestros miedos, de nuestras dudas; de la falta de maduración en la fe, que
es la que nos posibilita una existencia confiada y serena.
En la asunción de María se nos ha
legado un precioso tesoro: la certeza del cumplimiento de las promesas del
Padre. María fue mujer, madre, esposa…sencilla
y profundamente humana. Llena de ternura,
de dulzura, paciencia y vulnerable ante el dolor y el sufrimiento como cualquiera
de nosotros. Una mujer abierta a la
escucha de la voz del Padre, con vocación de servicio, con urgencia de dar y de
darse.
Y hoy al reflexionar sobre el dogma de
su Asunción, es inevitable pensar en la vida de María, en sus acciones, sus
reacciones y actitudes ante una vida tan humana como extraordinaria. Y me interpelan hoy dos cosas:
Primero: que la vida de María tuvo más silencios que palabras. No soy para nada experta en Biblia ni nada
parecido, pero solo recuerdo cuatro ocasiones donde Ella habla: en la Anunciación, en la visita a
su prima Isabel, cuando encuentra a Jesús niño en el templo y en las
bodas de Caná. (si alguien sabe
de otro momento en que María habló, agradeceré me indicaran).
Una vida tan extraordinaria, tan admirable,
tan motivadora, capaz de transformar la vida de tantas personas de manera tan silente. ¿Cuánto tiempo dedicaría Ella a estar “a
solas” con el Señor? ¡Cuánta sabiduría encierra el silencio de María! ¡Qué mucho tendrían que aprender de María los
“influencers” y los “youtubers” de la vida!
Una razón más para darnos cuenta de
la importancia del silencio, de privilegiar espacios de oración con el corazón
abierto, atento y con el único sonido de nuestra respiración.
Solo silenciándonos podremos ser
capaces de escuchar lo verdaderamente importante, de conocernos y vernos como
Él nos ve. Conocer a profundidad nuestras
fragilidades, nuestra vulnerabilidad, al igual que las gracias que hemos
recibido. Si no separamos estos momentos
de silencio, nos arriesgamos a ensordecernos ante la belleza de la Vida que nos
ha sido dada y terminaremos aturdidos ante los nefastos y vacíos ruidos de
afuera…
En segundo lugar: la vocación de servicio. María se apresura a visitar a su prima Isabel,
no para compartirle la alegría de su embarazo, sino para atenderla y apoyarla
en el de ella. Más allá del vuelco que
había dado su corazón ante la Anunciación, estaba su alegría y sorpresa por la
noticia del embarazo de su prima Isabel, que ya era mayor. Y corre a su encuentro a ponerse a su
servicio.
En las bodas de Caná, su preocupación
por los novios, porque la celebración de la fiesta no se viera empañada por
ningún detalle; fue suficiente para atreverse a pedirle a su Hijo que
intercediera. No le preocupó el hecho de
cómo la estaban atendiendo a Ella o a los suyos. Lo que la movió fue el ver una necesidad e
inmediatamente quiso responder a ella.
Y este hecho me emociona y me interpela.
Me pregunto: ¿tendré la capacidad de ver
las necesidades de los míos? ¿Seré yo
capaz de anteponer mis propias necesidades para atender con diligencia las de
los demás? ¿Será posible que mi generosidad sea mayor a mis egoísmos?...
No podría jamás escribir ni expresar
lo que experimento ante la grandeza de la vida de María. El testimonio de su vida tan llena de Dios,
tan limpia, tan noble, tan hermosa, tan impactante llega a causarme vértigo. Y no puedo negar que me asusta porque puedo
pensar que la vara es muy alta, demasiado diría yo, para mí.
Pero al mismo tiempo, me siento
privilegiada y agradecida hoy, ante el misterio de la Asunción de María.
Porque sé que finalmente, es un modo del
Señor refrendar que Él cumple su promesa.
Que las horas de sueño que muchas veces he perdido, preocupada por el
fin de mi historia han sido inútiles, porque de lo que me debo de preocupar es de
cómo voy viviendo mi día a día.
De cuánto tiempo dedico a nuestros
encuentros en silencio, de cuánto bien estoy haciendo, de cuán consciente estoy
de procurar hacer Su Voluntad, de cumplir con el Proyecto que soñó para
mí.
Debo ocuparme de estar atenta, con el corazón y brazos abiertos, de no buscar protagonizar, sino de sencillamente vivir mi historia, “nuestra” historia con serenidad, con profundidad, con el corazón habitado y confiado en que llegará mi "asunción".
Gracias Nancy por compartir tus inquietudes... que coinciden con las que tenemos otras personas y ayudas a aportar luz en ellas.
ResponderEliminarGracias querida Dolors! Un abrazo !
EliminarDios, Jesús y María deben sentirse maravillados con tu dón de expresión y amor hacia ellos. La manera que escribes reflejas ese sentimiento profundo y sincero. Eres un ser especial con un propósito único. Por favor, no pares de aportar palabras como estas en tu blog. Estoy seguro, que al igual que a mi, alimentas muchas almas con ellas. ¡Gracias Nancy!
EliminarLuego compartimos con unas galletitas Nilla y un chocolate cortés! 😉
DTB
Te agradezco y valoro mucho tus palabras. Solo intento verbalizar las experiencias que voy viviendo de manera sencilla y honesta. Si en algo ayuda a alguien. es por puro don de Dios. Ahh y querido "anónimo "; aceptada la invitación al chocolate con galletitas Nilla! Un abrazo!
Eliminar¡Qué gusto me da leerte, queridísima amiga! Mi alma y mi corazón siempre en comunión contigo. Un gran abrazo fraterno
ResponderEliminar¡Qué gusto me da leerte, queridísima amiga! Mi alma y mi corazón siempre en comunión contigo. Un grandísimo abrazo fraterno!!
ResponderEliminarGracias querido Miguelo! Otro abrazo para ti!
EliminarSilencio y Servicio (SS)... Waooo que gran síntesis de una Espiritualidad de la armonía, de la unidad interior y de la capacidad de engendrar Vida. Gracias Nancy!
ResponderEliminarGracias Héctor! En comunión, un abrazo !
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