Sigo aún disfrutando
de mi tiempo de vacaciones. Días en que
me libero (o al menos lo intento con todas mis fuerzas) de las agendas,
de los horarios, y de la planificación organizada para cada hora del día.
Son días de respirar
serenidad, de apapachar el espíritu.
Esta palabra de “apapachar” me gusta mucho, me transmite ternura,
inocencia, complicidad. Es una palabra que
conocí en México hace unos años; donde se usa mucho y desde la primera vez que la
escuché me enamoré de ella. Es de la lengua náhuatl y significa para los
mejicanos: “acariciar el alma”. Y
pues así estoy viviendo estos días de vacaciones: apapachando mi espíritu.
En estos días disfruto
mucho de los imprevistos. De esas
salidas no planificadas, de las invitaciones no esperadas y de leer los libros
que desee, sin exponerlos a competir en una lista de prioridades. Me dedico a leer el tiempo que quiera, en la
habitación, en el patio y hasta en la sala de televisión donde voy a acompañar
a los amigos que se reúnen a ver sus programas. Mientras tanto, yo sigo devorando palabras en
un sube y baja de sensaciones que me regalan cientos de bocanadas de libertad. Ciertamente que eso es apapachar el espíritu…
Puedo dedicar más
tiempo a la meditación y además variar el horario para hacerlo. Me he dado cuenta de que el solo hecho de
romper la rutina, me provee la capacidad de releer los sucesos que voy viviendo
durante el día; desde un lente distinto; más equilibrado, intuitivo, compasivo,
sereno. Y además, con un sentimiento de
confianza plena en mí misma.
El tiempo de
vacaciones es el perfecto para la renovación, para los nuevos comienzos, los
ensayos de cosas nuevas, el salto hacia la novedad. Es la hora de estrenar hábitos y abandonar
otros. Tiempo que nos invita a
detenernos a valorar, a agradecer y a compartir con nuestros seres más amados
la Alegría de Vivir y de poder amar. Así
son las vacaciones…
Pero, sin dejar de
agradecer al Señor este tiempo, y lejos de no vivirlos con alegría; estoy
consciente de que no será para siempre porque las vacaciones ya tienen sus
días contados.
De todas maneras, he
hecho lo que se acostumbra los días 1 de enero de cada año: resoluciones.
Y una de ellas es procurar vivir en “vacations mood” cada vez que desee. He decidido: no limitar a solo un mes al año
para apapachar al espíritu. Lo haré siempre que lo necesite, o que me de la
gana. A fin de cuentas, si no acaricio el
alma, ¿quién lo hará?
Tienes razón, “apapachar” el espíritu. Me gusta esa forma de vacacionar. Gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias Zahyra! Un abrazote!
EliminarAhh pos.. el título debió ser: 𝑨𝒑𝒂𝒑𝒂𝒄𝒉𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂 😇😇
ResponderEliminar😁 Cierto!
EliminarTe apapacho a disfrutar lindo dia
ResponderEliminarGracias!
EliminarGracias !
ResponderEliminarMe encantó. Sigue disfrutando las vacaciones.
ResponderEliminarGracias!
EliminarNancy me encantó! 😍
ResponderEliminarEstoy en tiempo de apapachar el alma. Pero aquí 🇵🇷..... la he apapachado solo a🔥mitad 😉😘. Seguiré afinando mis días. Tqm disfruta al máximo 🔥
Un abrazo Sheila, ya pronto nos apapacharemos! Jajaja
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