26 de enero de 2021

Inmunidad mental...

Hace ya más de diez meses que vivimos bajo la amenaza de un virus que ha polarizado la vida de todos.  Y por ello, hemos hecho y hacemos lo indecible por protegernos.  Evitamos a toda costa pasar por el sufrimiento y por el dolor de esta terrible enfermedad, no tan solo evitándola sino también fortaleciendo nuestro sistema inmunológico. 

El Dalai Lama (Líder espiritual del pueblo y del budismo tibetano) ha dicho que el dolor mental es igual de malo que el físico y de igual forma deberíamos aliviarlo, desarrollando lo que él ha llamado la “inmunidad mental.”  Y sobre eso dice cosas muy interesantes.  Entre ellas, habla de  evitar las emociones destructivas y de desarrollar las positivas. 

Dicho así tan llanamente, parece ser un asunto muy simple, pero ciertamente no lo es tanto.  Son muchas y diversas las situaciones difíciles y/o dolorosas a las que estamos expuestos y todas ellas han de tratarse de modo subjetivo.  Somos personas, no máquinas a las que podamos insertarle un anti virus para limpiar un sistema de aquello que le está haciendo daño.

El asunto es complejo. No podemos encasillar los problemas, los sufrimientos, las preocupaciones o angustias de igual modo, porque aunque una situación sea igual a otra, las personas que lo enfrentan son totalmente distintas. Cada uno lo asumirá desde su historia, desde su madurez emocional, desde sus experiencias, desde su fe. Aunque en la noche, todos sufrimos igual, cuando no atisbamos la luz...

Pensando en la propuesta del Dalai Lama, pienso que bien vale la pena reflexionar sobre esta  llamada “inmunidad mental”.  Creo que para poder desarrollarla dependerá (a mi juicio) de muchísimos factores, pero, será imprescindible contar con la capacidad que desarrollemos del silencio.  Pero no se trata de la ausencia de sonidos externos; sino de la capacidad de silenciarnos.

Desde hace ya un tiempo he optado por privilegiar un espacio de mi día para silenciarme.  Es un momento que cuido muy celosamente, sobre todo, desde que comencé a sentir sus beneficios.  Es el momento donde no existe ningún tipo de actividad física.  Donde no planifico absolutamente nada; todo es quietud, expectación pasiva y apertura de espíritu.  No se trata de pensar o hacer cosas; se trata de “estar”, solo eso.

Pienso que si no somos capaces de desarrollar esta costumbre sería muy difícil (no digo que imposible) pero sí muy duro, el lograr desarrollar la inmunidad mental de la que habla el Dalai Lama.  Porque estos espacios a solas con nosotros mismos son los que nos permiten ir profundizando en nuestro interior, ir develando la naturaleza de nuestra mente.  

Es a través de la práctica de la meditación y la reflexión, realizadas de un modo constante, que vamos conociéndonos realmente, y solo así, desde nuestra desnuda realidad, desde nuestra humanidad; podremos gestionar nuestra mente y tomar las medidas preventivas para aprender a controlar nuestras reacciones emocionales.

Y, de la misma manera en que un sistema inmunológico fuerte, protege el cuerpo del virus, la inmunidad mental nos fortalece para ser menos vulnerables a las emociones destructivas y a los pensamientos que tanto dolor nos provocan.

Sé que el estar sano y saludable no me exime de contagiarme con algún virus, pero ciertamente no me dañará tanto como si mi cuerpo estuviera frágil.  De igual modo, si mi salud mental está en buenas condiciones, cuando enfrente las dificultades, no dejarán de afectarme, pero podré echar mano de recursos que me ayudarán a levantarme más rápidamente. Y cuando uno se pone de pie, puede y debe ayudar al otro a levantarse.  Todos nos necesitamos, todos estamos llamados a apoyarnos y a abrazarnos...

Esto no es una ecuación matemática ni un proceso automático.  Requiere de esfuerzo, disciplina, paciencia, fuerza de voluntad…Amor, pero sobre todo, de una vida confrontada constantemente con la Palabra, que es fundamentalmente el eje de todo nuestro accionar.  

7 comentarios:

  1. Gracias por tus comentarios y reflexiones

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  2. Inmunidad mental, imprescindible tenerla aunque sea difícil de conseguir, hay que trabajarla.

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  3. Gracias hermana, estoy poniéndome al día de tus envíos, son muy interesantes y me trae a mi memoria los libros de lopsam rampa y en especial uno se titula más allá del décimo. Dice q nosotros solo desarrollamos solo un décimo de nuestra mente. Por eso ellos son muy desarrollados mental y espiritualmente

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