10 de julio de 2012

Veo, siento y presiento... (Reflexión)



He visto
la luz de un nuevo día, la alegría de los pájaros recién amanecidos, las gotitas de lluvia que han quedado olvidadas en las hojas de las plantas…

He sentido
la sangre que comienza su carrera por mis arterias y la paz del Espíritu amenazada por tanto ruido que lucha por subsistir.

Presiento
a Dios invadiendo mis sentidos, mi piel, mis tejidos, a un Dios que violenta mi vida y me lleva consigo; un Dios que me ata a la rutina pero la reviste de fiesta, un Dios que me seduce, que me enamora, que me apasiona.

Un Dios que se acerca en mis hijos, en la vecina, en los amigos.

Un Dios que me ha regalado la maravilla de un amor compartido.

Un Dios que lo único que quiere es hacer historia conmigo…

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