23 de junio de 2020

100 días de cuarentena...

El pasado 16 de marzo inició en Puerto Rico una cuarentena por la llegada al país del COVID 19.  Esa noche, me senté frente a mi computadora y escribí en este Blog un artículo que llamé, “Toque de queda”.  En esos momentos, jamás me pasó por la mente, que ese período de confinamiento se extendería hasta llegar hoy al día número 100.

Hoy ya llevamos 100 días viviendo bajo la amenaza de un mortal virus, otro estilo de vida, otras maneras de convivencia, con muchas limitaciones que han venido a confirmar nuestra condición de criaturas.  Cien días que se han vivido con muchas incertidumbres, dificultades, tensiones.  Días en que muchos han perdido su empleo, otros han sufrido la pérdida de un ser querido, pero en donde todos hemos aprendido.

Aprendimos a vivir más tiempo en casa.  A valorar más la familia.  A agradecer el valor de la amistad, la maravilla de la comunidad.  Aprendimos a saborear las comidas hechas en casa.  Aprendimos a vivir con mayor sencillez y desprendimiento.  A ser más solidarios y pacientes.  Aprendimos a desapegarnos de lo que no es realmente importante. Aprendimos muchísimas cosas, todos.  Ojalá hayamos aprendido a aprender…porque de eso se trata la vida, de un constante aprendizaje. 

Como ya he mencionado en alguna ocasión por aquí; me gusta mucho leer.  Y leo de varios temas, no me limito a una materia en particular.  Pero, ciertamente, llevo ya un par de años que me he sentido atraída por conocer y leer biografías o historias de la cultura judía, especialmente de la ultraortodoxa.

Y tal vez, ya lo sepan, pero si no es así, les comparto, que el número 100 está presente todos los días en la vida judía. Hay obligación de pronunciar cien bendiciones todos los días. ¿Se imaginan? ¡100 bendiciones!

La historia detrás de esta norma es muy interesante. Durante el reino del Rey David hubo una época en la cual morían 100 hombres diariamente. Los sabios de aquel entonces instituyeron que se pronunciaran 100 bendiciones todos los días y la epidemia cesó.  Esta norma se mantiene hasta el día de hoy.

Como ya imaginarán, esta tradición me llamó mucho la atención.  El pueblo judío pasó por una epidemia que cobró la vida de cientos de judíos, 100 hombres diariamente.  Y en vez de maldecir o quejarse, decidieron reconocer 100 bendiciones que recibían.  Y las recitaban diariamente, hasta que la epidemia terminó.

Y sí, claro que comencé a preparar ya mi lista.  Creo que es un buen ejercicio, sentarnos un momento a escribir 100 bendiciones que hemos recibido.  Y no estaría nada mal el que lo compartamos con los otros y por supuesto y primero que todo, que lo agradezcamos a Dios.

No sé si con esto se logre alejar la pandemia, pero ciertamente que nos hará muchísimo bien, reconocer con humildad que somos receptores, todos, de muchísimas bendiciones, por las cuales debemos vivir siempre agradecidos.  Estoy segura que no viviremos igual, viviremos mucho mejor.

Rosh Hashaná, que es el Año Nuevo judío en Israel, es uno de los momentos más especiales y significativos del año. Esta celebración generalmente cae durante septiembre o principios de octubre.  El sonido del shofar (cuerno de carnero) es un símbolo icónico de Rosh Hashaná.  

Y este día de Año Nuevo, se escuchan 100 explosiones de shofar en la sinagoga para simbolizar la soberanía de Dios sobre el mundo y recordar a los judíos la entrega de los mandamientos en el monte Sinaí y de la devoción de Abraham e Isaac a Dios.

Como ven, el número 100 es muy importante en la vida del judío.  Hoy, deben ser estos primeros 100 días, igualmente importantes para nosotros.  Lo son para mí.  Ya lo decía ayer.  Estos días han sido de mucho crecimiento espiritual, emocional para mí. 

He estado aislada, confinada, sola, bajo la misma tensión e incertidumbres que todos.  Pero, en medio de lo que pudiera parecer, un panorama desolador; seco y asfixiante como el mismo verano que recién comienza; yo he experimentado una nueva primavera.

Curiosamente, ayer observé en el balcón de mi casa, un pequeño cactus, bien pequeñito, no mide más de 3 pulgadas, que me regaló una vecina hace ya 2 años.  Lo he conservado en el mismo tiesto super pequeñito, viendo cómo día a día se ha negado a morir, pero no ha avanzado para nada.  Mide lo mismo que hace 2 años.  No ha habido ninguna necesidad de trasplantarlo.

Ayer, en un momento que me acerqué a la puerta de cristal del balcón, me percaté de que el cactus ¡ha florecido!  No sabía que ese tipo de cactus echaba flores, y menos uno de su tamaño.  Y decidió florecer un día como ayer, cuando una inmensa y densa nube preñada de partículas de arena, invadían nuestros cielos.  ¡Ha sido una bendición!  

Hoy, al mirar a través de una de las ventanas de mi habitación, descubrí un nido con dos huevos.  No sé de qué pájaro serán.  No habían pájaros en el nido.  ¡Pero es otra bendición!  Porque son signos de la vida, que sigue abriéndose paso, a pesar de los momentos duros, a pesar de los momentos oscuros, a pesar de las incertidumbres, de nuestros miedos.  

La vida no se da por vencida ni podrá ser jamás anulada.  Creo que toda esta reflexión significa otra gran enseñanza para mí.  Son muchísimas las bendiciones que puedo enumerar, no dudo que serán más de 100.  

Mañana, con la ayuda de Dios, prepararé mi lista de las 100 bendiciones. No las preparo hoy mismo porque no puedo, estoy con un fuerte espasmo muscular, que no sé cómo he podido trabajar hoy y escribir en el Blog.  Bueno, en realidad, sí sé, con la ayuda del Espíritu Santo.  ¡Otra gran bendición!

4 comentarios:

  1. supeR grXs por los 100 y por el captura jj...♡

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  2. Esto me hacer recordar q estas madrugadas tipo 3 y media 4 am se oye por la ventana el canto de un pajarito, hace días no se escuchaba, es una de tantas Bendiciones.

    Gracias y muchas bendiciones

    Mauricio SC la Ceiba Hon.

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