11 de junio de 2020

A los 88 días de mi cuarentena...

Todos los acontecimientos importantes de la vida, requieren de una preparación.  Nos preparamos para el nacimiento de los hijos, desde los cuidados pre-natales para la madre gestante, hasta el primer paquete de pañales que compraremos eventualmente.

Nos preparamos para su bautismo desde las clases pre-bautismales para celebrar el Rito del Sacramento, la elección de los padrinos, hasta la ropita que le pondremos ese día a nuestro hijo.

Los que deciden casarse, regularmente comienzan la preparación para ese gran día, con un tiempo considerable. Clases pre-matrimoniales, charlas, talleres, organizamos nuestras finanzas, y vamos atendiendo un sinfín de detalles.  Elegimos la fecha.  Acordamos el tipo de celebración que queremos hacer, de día, de noche, con un sencillo ágape o con una gran fiesta.  Seleccionamos los alimentos que ofreceremos, el bizcocho, los adornos de las mesas, brindis, decoración, música, sala de fiestas, invitados, etc. 

Son muchísimos los detalles que vamos preparando; con tiempo, con esmero, con ilusión.  Porque estamos conscientes de que será un acontecimiento sumamente importante, único, irrepetible de nuestra vida.  

"Prepárate para subir mañana temprano al monte Sinaí, ahí esperarás en la cumbre. Pero que ninguno suba contigo, ni aparezca nadie en todo el monte: ni siquiera oveja ni buey paste en los alrededores.»"  Exodo, 34, 2-3

Estos versículos son los que aparecen en la Biblia, previo a la subida de Moisés al Monte Sinaí, donde recibió las tablas de los diez mandamientos.  Uno de los grandes acontecimientos que se encuentran en la Biblia.

"Prepárate para subir mañana temprano al monte Sinaí”…
Los acontecimientos importantes nos exigen siempre preparativos…

“ahí esperarás en la cumbre”
Los acontecimientos importantes nos exigen paciencia…en ninguna parte de la Biblia dice cuánto tiempo esperó Moisés por el Señor.

“Pero que ninguno suba contigo, ni aparezca nadie en todo el monte: ni siquiera oveja ni buey paste en los alrededores.»
Los acontecimientos importantes exigen la totalidad de nuestra persona. Nadie puede sustituirnos, somos los únicos y últimos responsables de prepararnos para todos y cada uno de los acontecimientos de nuestra vida.

Esto es una de las muchas escenas de encuentro personal con el Señor que están llenas de ilusión, de expectación, y que requieren como todas, de una preparación.  Y estoy segura que están escritas por el escritor sagrado con la intención de despertar en nosotros la esperanza y demostrarnos que la historia de los personajes bíblicos es la nuestra y que como ellos, debemos confiar en la espera y prepararnos para ese gran acontecimiento.

Uno de los mayores acontecimientos de nuestra vida, será sin duda el encuentro definitivo con el Señor.  Ese día, cuando celebremos nuestra Pascua, cuando nos encontremos frente a frente ante el Padre viviremos el más grande e increíble encuentro.  Y por supuesto, hay que prepararse.

Podemos pensar que la mayoría de nosotros no nos preparamos para la muerte porque estamos tan ocupados en tantas cosas, que no sacamos tiempo para ello.  Pero creo que la vida se va encargando de hacerlo. Todos los días vamos muriendo poco a poco.  En ocasiones, vamos confrontando signos que nos confrontan con esas muertes chiquitas.  Van apareciendo las canas, se va arrugando la cara, se va perdiendo la cintura, la agilidad mental…

Nos invitan más a la funeraria que a las fiestas, vemos a los seres queridos más en hospitales que en reuniones familiares.  En fin, que cuando realizamos que tenemos más pasado que futuro;  la vida nos va preparando inequívocamente para el mayor acontecimiento de nuestra vida: la muerte.

Pero según vamos muriendo…vamos, al mismo tiempo, naciendo para la vida eterna.  Por lo que la vida nos va preparando para la muerte y la muerte nos va preparando para la Vida…

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