8 de junio de 2020

A los 85 días de mi cuarentena...

Lunes de la segunda semana de junio

Hace dos días que no escribía.  Acostumbro a escribir en las noches y el sábado estuve sin luz (energía eléctrica) desde que comenzó la noche y se extendió por varias horas.  Y ayer domingo, la computadora no me respondió.  ¡Ni modo!  Dicho sea de paso, ahora mismo, a estas horas, he tenido ya dos amenazas de que la luz puede fallar en cualquier momento.  ¡Así que quién sabe si lograré escribir hoy!

Durante el fin de semana pudimos disfrutar de días muy bonitos, llenos de luz, de un sol muy brillante en las mañanas, y de intensas lluvias en las tardes.  Días de contraste, como la vida misma.

En los últimos meses hemos estado enfrentando muchas dificultades en todo nuestro país, y también más allá de él.  No podemos dudar que el COVID 19 ha desatado una gran cantidad de problemas que amenazan con desestabilizarnos y desanimarnos.  Algunas personas son más susceptibles, se afectan más; pero a todos se nos mueve el piso.

Precisamente ayer en la noche, cuando vi, que por segundo día consecutivo no había podido escribir por aquí, busqué una libreta que lleva conmigo hace ya muchos años y en donde tengo anotadas cosas interesantes, anécdotas, cuentos, comentarios de personas, que alguna vez me llamaron la atención, o que me ayudaron a entender alguna cosa o me fueron de ayuda en algún momento.

Y encontré una historia que leí hace años sobre lo que sucedería hoy, si Noé intentase construir el Arca.  Es una historia larga, que tiene muchos detalles, muy curiosos todos.  Pero la resumiré por aquí.

“El Señor le habló a Noé y dijo: En seis meses voy a hacer llover hasta que toda la tierra quede cubierta con agua y todas las personas malvadas sean destruidas.  Pero quiero salvar a algunas personas buenas, y a una pareja de todo tipo de cosas vivas en el planeta.  Te ordeno que me construyas un arca.  Y le dio las especificaciones con la velocidad de un rayo.  Noé respondió que muy bien, aunque estaba temblando de miedo.

El Señor le recordó que tenía seis meses, antes que comenzara a llover.  Y pasaron los seis meses, y efectivamente, comenzó a llover. El Señor encontró a Noé sentado en el patio de su casa llorando y no vio ninguna Arca.

Cuando el Señor le cuestionó a Noé y le preguntó por el Arca; este le suplicó perdón y le explicó que le hubiera gustado complacer a su Señor, que hizo todo lo que pudo, pero se le presentaron muchísimos problemas.  Primeramente, tuvo que pedir un permiso de construcción para el proyecto y los planos no cumplían con las especificaciones.  Por lo tanto, siguió explicando Noé; tuvo que contratar a un ingeniero para que volviera a trazar los planos.  Por otro lado, tuvo grandes contratiempos con respecto a saber si el Arca necesitaba un sistema de extinción de incendios.  Tuvo grandes problemas para conseguir suficiente madera para el Arca porque había prohibición de cortar árboles para salvar al buitre moteado.

Enfrentó una demanda de parte de un grupo a favor de los derechos de los animales, ya que Noé se llevaría solo una pareja de cada tipo.  Y cuando se desestimó esa demanda, la Agencia de Protección Ambiental le indicó que no podía terminar la construcción del Arca, hasta completar un informe sobre el impacto medioambiental de su presupuesto diluvio.  Y por si fuera poco, el Departamento de Hacienda congeló todos los bienes de Noé, en lo que terminaba una investigación; ya que sospechaban que lo del Arca era solamente una excusa para huir del país y no pagar contribuciones.  

Noé concluyó: ¡Señor, por lo que ves, realmente, no creo que pueda terminar tu Arca al menos en cinco años.!  El cielo comenzó a aclararse.  El sol comenzó a brillar.  Un arco iris cruzó el firmamento.  Noé levantó la vista y sonrió.  Dijo al Señor: ¿Quieres decir que no vas a destruir la tierra?  No, dijo el Señor tristemente.  El gobierno ya lo ha hecho…"

Me gusta mucha esta historia, aunque se pueda considerar exagerada.  Noé quería realmente construir el Arca, pero los problemas fueron tantos y complejos que terminaron minando su ánimo y su voluntad y fueron más fuertes que él.

Esta historia se repite a diario en cualquier parte del mundo, o en muchos a la vez.  Tenemos claro nuestro proyecto de vida, nos organizamos y planificamos para la realización del mismo.  Pero, se nos van presentando en el camino dificultades y problemas que en muchas ocasiones nos abruman y desaniman.  

La clave está en la manera que vemos estas dificultades.  No podemos ni subestimar ni sobreestimar los problemas.  Nunca son correctos los extremos.  Muchos problemas quedan sin resolver o no se tratan adecuadamente porque no los tomamos en serio.  Otros, al enfrentar un problema, lo exageran y se ahogan desde el primer instante que lo descubrieron. Ni lo uno, ni lo otro.

Hay un escritor, Robertson Davies, que dijo: “Las personas extraordinarias sobreviven bajo las circunstancias más terribles y después, llegan a ser más extraordinarias debido a ello”.  El dolor de la adversidad nunca nos deja siendo los mismos.  Es como un catalizador para el cambio.

Pienso que uno de los momentos en que las personas cambian, es cuando han sufrido bastante para tener que hacerlo.  Las dificultades nos pueden causar dolor, pero siempre nos impulsarán al cambio.  No está en nuestras manos decidir si tendremos o no problemas.  Pero sí, podemos optar por reaccionar positivamente a ellos.  Darnos cuenta que en cada adversidad, en cada problema, en cada dificultad, tenemos la oportunidad de crecer, de aprender, de cambiar.

Los problemas nos abren puertas para nuevas oportunidades.  Muchas veces nos producen beneficios.  Nos ayudan a conocernos mejor y también nos hacen más fuertes.  Además, aunque nos pueden causar dolor, al final, la satisfacción siempre será mayor.  Es como cuando la mujer va a parir; al tener a su hijo en brazos olvida inmediatamente el dolor y todas las dificultades que afrontó por nueve largos meses.

Hay muchísimas maneras correctas de afrontar las dificultades, los escollos que van apareciendo en el camino.  Pero la inmensa mayoría de ellos, requieren de nosotros, además de paciencia, madurez y prudencia; humildad.  Esta virtud de la humildad nos llevará irremediablemente, a los pies de Jesús para hablarle con la verdad, como Noé.  Pedir ser iluminados por La Palabra, ser bendecidos por el Padre y fortalecidos por el Espíritu, para afrontar la adversidad de modo evangélico.  Y sobre todo, aceptar cuándo nos está agobiando alguna dificultad.

Moraleja:  si no quiere terminar como Noé, intente resolver los problemas, antes que se meta el gobierno.

5 comentarios:

  1. super me gusto,,,
    subimos hoy a la nueva arca, Maria, porque la serpiente despertó.

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  2. Precioso mensaje gracias, por tomarte el tiempo y compartirlo con nosotros.

    Bendiciones
    Mauricio SC la Ceiba Hond.

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