2 de abril de 2020

Día 18 de la cuarentena...

Me he despertado en medio de una calurosa mañana.  Hoy, rompió record la temperatura y nos ha invadido un pesado sopor.  Pareciera que la primavera ha entrado también en cuarentena.

Después de 18 días, la rutina ha sincronizado ya nuestras horas y la mañana pasa demasiado rápido.  En un abrir y cerrar de ojos me encuentro ya pensando en el almuerzo y ni siquiera he consultado los periódicos.  No he degustado las horas como en los pasados días.

Le compartía por teléfono esta sensación a una amiga y se alegraba porque me decía que era mejor así, ya que no me pesaría tanto la soledad. Luego que terminé de conversar con ella, me puse a reflexionar sobre nuestra conversación y concluí que difiero de su opinión.

Cuando podemos ralentizar el tiempo, se aprecian mejor las cosas y se graban mejor los momentos en nuestra memoria.  Con un pausado ritmo podemos tener mejor dominio de nuestros pensamientos y nuestras acciones.

En los pasados días, nuestras emociones han subido y bajado vertiginosamente.  Hemos aprendido nuevas sensaciones: miedo, incertidumbre, confusión, impotencia.  Y creo que para estas y muchas otras novedades; se necesita tiempo para entender, digerir y asumir.  Por eso, prefiero experimentar días extensos y alargadas horas…

Al revisar mi correo, encuentro un mismo mensaje repetido en todos, dicho de diferentes maneras:  “esto va a pasar”, “esto es pasajero”, “esto no es definitivo”. Y me asusta pensar que podamos engañarnos, pensando en que no estamos viviendo un presente.  Que nos perdamos de vivir el “hoy”, pensando en lo que será mañana.  Que banalicemos nuestros días y quisiéramos arrancar las hojas del calendario para hacer una gran fogata con ellas.

Me preocupa mucho en que mirando este momento como uno transitorio; queramos vivirlo de prisa, sin ninguna hondura, sin una reflexión seria y con el corazón puesto en el acelerador del carro.

Y mientras van pasando los días, vamos añorando lo que hemos perdido, anhelando lo que vamos a tener y anulando la oportunidad de vivir hoy.  Nos distraemos fácilmente y experimentamos pequeñas dosis de egoísmo y vanidad.  Nos dejamos impresionar por las voces que abundan por las redes sociales que nos invitan a que “aproveches el tiempo para mimarte” y aparecen mil rutinas de belleza y ofertas de gimnasio para mantenernos en forma.  Estas cosas no están mal en sí mismas.  Pero cedemos ante la tentación de enredarnos en mil cosas que nos desvían la mirada de lo verdaderamente importante del momento.

Queremos pasar este tiempo como el artista que se prepara para un gran concierto. Dedicamos horas y días a exhaustos ensayos, motivados a disfrutar el éxito de ese gran día.  Y mientras tanto, se nos escapa la vida entre las manos como las notas musicales entre nuestros instrumentos.

Lo que nos ha tocado vivir es un momento verdaderamente histórico que nos está ofreciendo una oportunidad única y privilegiada de estrenar una nueva mirada.  No tenemos derecho a soñar un futuro si renunciamos a nuestro presente.  No podemos reservar nuestras fuerzas, nuestros dones, lo mejor de nosotros para mañana, cuando es hoy que la vida nos exige entregarlo.

Es hoy cuando estoy llamada a descubrir la Voluntad de Dios sobre mí.  Es hoy cuando tengo el tiempo para detenerme a escuchar, a aprender, a perdonar y pedir perdón, a redescubrirme y aceptarme.  Es hoy cuando tengo que replantearme la vida y mi relación con el Otro y con los otros.  Es hoy, cuando estoy invitada a la solidaridad, a la comunión, a la fraternidad.

No quiero invertir tiempo (¿o perderlo?) en pensar qué voy a hacer cuando termine la cuarentena.  No voy a entretenerme en pensar en proyectos que emprenderé, en asuntos que resolveré ni soñar con lo que me gustaría que fuera.  Quiero vivir mi HOY.  Hoy tengo una historia que protagonizar.  Hoy tengo una vida que compartir.  Hoy tengo que responder con todo mi ser a una realidad que no es virtual, sino vital.

Y escribiendo esto, recuerdo las palabras de Jesús a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa…” Y Zaqueo descubrió el secreto del HOY. 

1 comentario:

  1. Qué difícil es vivir el hoy cuando lo que queremos es que este tiempo pase rápido. Gracias por hacerme reflexionar sobre ello.

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