25 de mayo de 2020

A los 71 días de mi cuarentena...


Inicio de una nueva semana, la última del mes de mayo.  Todavía se me hace difícil creer que ya pronto comenzaremos el mes de junio.  Recuerdo vívidamente ese domingo, 15 de marzo.  Estábamos celebrando el quinto Encuentro del Proyecto Saeta con un grupo de más de cincuenta jóvenes, líderes de la Pastoral Juvenil Claretiana de PR, en Casa Misión Claret.

Todo era alegría, risas, canciones, ilusión.  Muy lejos, se iba acercando una ola de incertidumbre, de dolor, disfrazada de terror.  Quién iba a decirnos que cuando recién comenzábamos a compartir el temor de la posibilidad de cancelar nuestro viaje a España para hacer el Camino de Santiago, daría inicio justamente a esa hora, nuestro primer “Toque de queda”.

Recuerdo que nos sentimos confundidos, sorprendidos y con un cierto aire de temor ante lo que por supuesto, no teníamos claro.  Mientras estuvimos en nuestro Encuentro, el gobierno había hecho el anuncio que nos obligó a cerrar la actividad a toda prisa, no sin antes dejarnos aquel sabor amargo que nos confirmaba que las sospechas de suspensión de nuestro viaje, iban tomando fuerzas. Desde ese día hasta hoy, ha sido una montaña rusa de emociones, de sorpresas, de nostalgias, miedos, incertidumbre, dolor.

Yo he tenido la gran bendición de no haber tenido que salir al supermercado ya que mis hijos o mi ahijado se han ofrecido y han sido ellos quienes en determinados momentos han ido a comprar lo que voy necesitando.  Por otro lado, tengo amigas que son en realidad hermanas que sin pedirlo y sin anunciarse han llegado hasta mi casa a traerme algunas provisiones.  Lo he escrito ya por aquí en alguna ocasión; en setenta días solo he salido a ver a mi madre y un día a ver a mi hermana.   Nada más.

Pues hoy, lunes, luego de escuchar a varios analistas del país, tanto del sector económico como del área de salud, decidí que iría yo personalmente al supermercado a comprar lo que necesitaba.  Salí muy tranquila, confiada, por lo que le he escuchado a mi hermana y a muchos, de las excelentes medidas salubristas que están tomando los supermercados.  Que te toman la temperatura, que tienes que hacer fila, porque no entran todos a la vez, para evitar la aglomeración de personas.  También, están pendientes a que debes llevar mascarilla e inclusive en el suelo tienen unas flechas que te van indicando como debes fluir dentro del supermercado.

Con la certeza de que el COVID 19 llegó para quedarse, escuchando a todos los líderes de este país diciéndonos que hay que aprender a vivir con esto, y consciente de que no puedo seguir dependiendo de otros, decidí hacer mi primera salida al supermercado.

Fui a uno de los más grandes, que tiene un gran estacionamiento y un gran pasillo techado.  Hoy el sol estuvo furioso y no quería exponerme a hacer mi fila bajo su mirada.  Pensé que si tenía que esperar mucho tiempo para entrar, quería hacerlo bajo la sombra.

Al llegar, el estacionamiento estaba bastante lleno.  Para mi sorpresa, no había nadie en fila.  Me fui acercando lentamente a la puerta de entrada del supermercado.  Debo confesar que me sentí extremadamente rara, y algo ansiosa.  Me detuve frente a la entrada.  Luego de varios minutos, se me acerca una persona; empleado del lugar y me indica que entre, que no tengo que esperar, que no hay problema.

No hubo toma de temperaturas, nadie higienizó mi carrito de compras y al entrar, quedé tan sorprendida como nerviosa.  El supermercado estaba lleno, repleto de gente, en una dinámica completamente ordinaria, normal de cualquier sábado del mes de diciembre.

Suplidores colocando mercancía en las góndolas, grupo de personas (la mayoría hombres) que se detienen a saludar y conversar.  Sí ví las flechas en el piso, pero en todos los pasillos la gente iba y venia a su antojo y aquellas señales no dejaban de ser unas manchas rojas sin ningún significado. Yo me sentí perdida, asustada, sorprendida.  Fui avanzando con mi carrito, intenté por todos los medios de no “tropezarme” con nadie; pero algunas personas sí tropezaron conmigo.  No miré a nadie, no hablé, no pregunté, solo avancé y recé.

Se escuchaba música, se percibían los olores típicos de un supermercado y lo más increíble fue ver que todas, todas las personas que vi, que fueron muchísimas, dejaban ver a través de sus ojos una tranquilidad y paz que lejos de agradarme, me espantaba.

Mientras iba comprando me preguntaba si este escenario se viene dando hace ya tiempo y como yo no había salido, no me había enterado, o si tiene que ver con ese resurgir que se ha dado este fin de semana en PR donde se está celebrando de antemano la apertura a los negocios, que dicho sea de paso, será efectivo a partir de mañana martes 26.

Me sirvió de muchísima reflexión la experiencia.  Sí me preocupó mucho el ver a tanta gente en actitud relajada y no precisamente pendiente al distanciamiento social.  Vivimos inmersos en una nueva comunidad que entre todos estamos construyendo, y de alguna manera deberíamos temer a las consecuencias de decisiones equivocadas o conductas irresponsables, que a fin de cuentas, nos perjudicarán a todos.

Me preocupa que nos aliemos a procesos que respondan a deseos o placeres que puedan llevar una buena dosis de egoísmo e inconsciencia.  Me preocupa el que no nos preocupemos.  Creo que se pone mucho en juego y se nos puede escapar el control que hasta ahora creíamos tener.

Perdí la cuenta de las veces que me lavé las manos al llegar a la casa.  Tardé alrededor de dos horas en higienizar producto por producto antes de almacenarlos.  Terminé muy cansada y preocupada…

De todas maneras, creo que esto también es ocasión de experimentar nuestra pobreza, nuestra desnudez; y quizás desde ella, podemos ser testigos de un Dios divinamente humano.

4 comentarios:

  1. Nancy en todo este tiempo de aislamiento social y toque de queda he visitado el supermercado en 5 ocasiones. La última fue ayer con la diferencia de que en las dos últimas ocasiones han sido en supermercados grandes de estas llamadas megatiendas. Las primeras tres veces fueron en el supermercado pequeño y rural a la salida de mi urbanización. Definitivamente hay una gran diferencia entre los pequeños comercios y las mega empresas. En el pequeño siempre que he ido los controles y consideraciones han sido muy buenos y me he sentido segura pero en éstas dos últimas ocasiones no ha sido así. Especialmente en el día de ayer cuando se comenzó a flexibilizar y abrir más comercios. Me reafirmo que la gran dificultad es lo indisciplinado que es la mayoría de la gente. Nuevamente vi tirados guantes usados en el piso del parking entre otras conductas de alto riesgo, hasta personas sin mascarilla. Al momento no nos hemos contagiado en casa. Hemos sido muy juiciosos en tomar medidas y las salidas han tenido un propósito importante. Lo bueno ha sido que estas salidas alimentan mi esperanza a pesar de las sensaciones desagradables que en algún momento se puedan sentir y ni se diga de lo trabajoso que es guardar la compra. Recuerda, siempre estamos aquí para ayudarte. Te queremos. Syd y Tomás.

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  2. Gracias por todas estas enseñanzas de vida. Igual estamos aquí esperando como va a transcurrir todo al abrir lo negocios, aquí falta mucha cultura entre más pruebas se hacen más es el número de contagiados, aquí nadie cumple con el toque de queda absoluto. Confiamos en nuestra padre q toda saldrá bien. Bendiciones para ti. Y cuidate mucho.

    Mauricio SC la ceiba

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  3. muestra
    de la pobre disciplina
    del ser humano

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  4. Pues yo tambien salí por primera vez al supermercado el sabado pasado...me dije "no puedo vivir desde el miedo"...fui preparada con toda la parafernaria justa y necesaria de una ciudadana responsable y me tire a la aventura...llegue muy temprano, hice una fila de 15 mins con el carrito de compra como marcador de distanciamiento social, a mi sí me tomaron la temperatura, todo super, hasta asombrada. Entro y para mi sorpresa todo fluyó, Siiii TODO FLUYÓ EN PERFECTO ORDEN...lo que significa que si hay la capacidad para hacer las cosas bien...nosotros lo puertorriqueños no tenemos que esperar ir a Disney para ser disciplinados...pero tristemente este evento de mi sâbado en el super fue y será una exepción😷😎🤷

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