28 de mayo de 2020

A los 74 días de mi cuarentena...

Jueves de la última semana de mayo…

Ayer miércoles no escribí en el blog.  En realidad, estuve indispuesta todo el día.  Parece ser que se trató de un envenenamiento, una mala digestión.  Pasé el día bastante mal.  Pero ya hoy, estoy mejor, gracias a Dios.  Y luego de agradecerle a Él, también tengo que agradecer a los que me escribieron preguntándome por qué no había escrito, y que se habían quedado esperando leer el blog hoy.  

Su preocupación y buenos deseos me sorprendieron, pero igual, los agradezco y valoro mucho. Es una sensación bien extraña.  Me siento en las noches a escribir, intentando dejar a un lado los razonamientos, y escribir desde el corazón lo que voy viviendo en este tiempo de cuarentena; especialmente, cómo voy experimentando el paso de Dios por mi historia.  Y me emociona saber que hay personas que van acompañándome en este proceso.  Debe ser que hay muchas historias parecidas a la mía…

Como estuve mal, no pude trabajar ayer.  Estuve prácticamente todo el día en la cama. (salvo las “visitas” constantes al baño); por lo que, en la noche, cuando ya me comenzaba a sentir mejor, decidí ver una película.  

Acostumbro a escoger lo que voy a ver.  Nunca he sido de ver lo primero que aparezca, ni me gusta arriesgarme a ver alguna película que no me hayan recomendado, o de la que no haya leído una buena reseña antes.  Pero reconozco, que en ocasiones, cuando voy subiendo y bajando el cursor del control del televisor, mirando títulos en Netflix, de pronto, alguno me hace “click” y me arriesgo.

Así fue que vi anoche, 18 Regali, una película italiana basada en la historia de Elisa Girotto.  No me gusta contar películas, no se preocupen, no la contaré. Pero, se la recomiendo cien por ciento.  Es una película muy bonita, y a pesar que utiliza en un momento dado, el recurso de la ficción, es muy humana.  Llena de contrastes; como la vida misma. 

Es una película que ahonda en la realidad de que la vida no está en nuestras manos, no está bajo nuestro control, pero sí podemos procurar vivirla el tiempo que sea, el tiempo que dure, de la mejor manera posible. Y sobre todo, vivir pensando en los otros.  Esto hace una gran diferencia entre una historia y otra.

Vivir, ya es bastante complejo.  Y encima de eso, si se quiere vivir bien, con dignidad, con honestidad, desde al Amor, pues la cosa es un poco más complicada.  

Al ver la película pensaba en mi madre, pensaba en mí.  Mi madre está viviendo su proceso de enfermedad con una valentía pasmosa.  Su pasión por la vida está cimentada en una fe fuerte, firme. Vive cada día, construyendo futuro.  Piensa en las plantas que ha de sembrar, en cómo celebrará las próximas navidades (por esto de la pandemia), en los gandules que recogerá en la próxima cosecha, en el día que jugará nuevamente bingo, en los biznietos que faltan aún por llegar y en el día que volverá a su parroquia.

Tiene una constante preocupación por la salud del vecino, por las libras que he adquirido en estos meses y porque la dejemos salir al supermercado.  Está atenta a llamar diariamente a las amigas enfermas, a los familiares que viven lejos y al nido que le preparó a sus canarios.

En sus palabras, cercana ya a sus 89 años, no hay reproches ni quejas por lo vivido; pero sí urgencias y demandas por su futuro.  Hay cosas que nunca ha negociado en su vida, su misa diaria y el rezo del rosario, antes de irse a la cama.  Independientemente esté en casa, o en el hospital, nunca ha prescindido de esto.

Está aferrada a la vida con una fuerza que a veces me parece hasta irracional.  Pero también pienso que ella ha sabido descubrir esa Fuerza que el Señor pone en cada uno de nosotros, y se ha preocupado y ocupado de cuidar, sostener, defender en todo momento.  Ella, junto a esa Llama de Fuego que le quema por dentro, han formado un gran Equipo.

Un Equipo que se apoya, se animan, se ayudan continuamente.  Ella se siente acompañada, dirigida, ¡salvada! por el Otro y se ha abandonado con total confianza en ese Compañero que le es Fiel y a quien ella le ha respondido con igual fidelidad.

Nunca llegaremos a comprender el Misterio del Amor.  No sabremos nunca cómo la fe se va colando en cada pulsación de nuestro cuerpo; como nunca sabremos al ver a una mujer embarazada, cómo será el fruto de su vientre.  No comprendemos cómo se va construyendo el Reino, con los conocimientos científicos que nos explican cómo pasar de la oscuridad a la luz. 

Pero sí podremos beneficiarnos del testimonio de esas personas, como mi madre, como Elisa Girotto y muchas otras, que han sabido vivir con pasión, con coherencia, con transparencia, desde el Amor, desde dos, desde la comunidad trinitaria.

3 comentarios:

  1. Gracias, bendiciones si me extraño el día 73 q no llego. Hablando de películas vi con mi esposa una serie muy interesante, hay algo de ficción pero muchas realidades q no conocía o q no sabía, la serie en Netflix se llama Maria Magdalena. Muy interesante son 60 capítulos.

    Mauricio SC la Ceiba

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  2. Mamá sabe!
    Dios bendiga a tu Mami...♡

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